Una reflexión sobre Piaget
Desde que Jean Piaget presentó los fundamentos y los resultados de su trabajo, hubo una revolución en la conceptualización tanto del conocimiento como término relacionado con la incorporación de saberes en el cerebro humano, como de la educación referida al proceso de enseñanza-aprendizaje.
El trabajo de Piaget estuvo enfocado en su totalidad a
conocer cómo aprendemos los seres humanos. Partiendo de la idea de que un
sujeto nace con ciertas habilidades (muy limitadas en los primeros meses) y
capacidades (especialmente motoras) y luego tenemos al adulto con todo un
bagaje de ideas intelectuales, de nociones sobre el mundo, que constituyen uno
o diversos conocimientos (dependiendo cómo queramos utilizar este término),
Piaget se dispuso a investigar cómo se transita de ese punto A (el recién
nacido) a ese punto B (el adulto con conocimiento) enfocándose en conocer cómo
se construye en el ser humano este conocimiento a partir de aquellas
habilidades y capacidades con que cualquier individuo comienza su vida.
Es por ello, que la teoría piagetiana es una teoría epistemológica
y genética, pues estudia la construcción del conocimiento en el cerebro humano
durante el desarrollo. Piaget establece como aspecto esencial de este cuerpo
teórico a la interacción del sujeto con el objeto. Esto ha llevado a ciertas
confusiones, pues se le ha pretendido catalogar como empirista (el conocimiento
está en el objeto) o como innatista (el conocimiento está en el sujeto) y él
insistió una y otra vez en que el conocimiento era una construcción resultante
de la acción que ejerce el sujeto sobre los objetos. El eje de los postulados
piagetianos está en la acción, misma que es estudiada en su relación con los
resultados que se observan en los conocimientos que construye el sujeto.
Piaget descubrió en estas investigaciones algunos
conceptos que podríamos considerar como los “invariantes” de su teoría: los
esquemas, la asimilación y la acomodación, como los principales en la
construcción del conocimiento. Los esquemas se refieren a la manera en que el
sujeto estructura tanto el conocimiento que se obtiene en la interacción con
los objetos como las habilidades y capacidades que se tienen para
interaccionar. Esto nos lleva a otra propuesta fundamental de Piaget y que son
los estadios.
Los estadios son las etapas por las que el sujeto
atraviesa durante su desarrollo cognitivo o de la inteligencia y que se
caracterizan por la prevalencia de esquemas particulares en cada momento de
este desarrollo. Son cuatro etapas (etapa sensoriomotora, etapa preoperacional,
etapa de las operaciones concretas y etapa de las operaciones formales), cada
una con sus características particulares en cuanto a las posibilidades del
sujeto para aprehender el mundo que lo rodea como al resultado de las
operaciones que realizan en su acción sobre los objetos que se encuentran en
ese mundo tanto social como material.
Cuando un individuo establece un primer vínculo con un
objeto o situación nueva, lo primero que intentará será reproducir las
operaciones que integran el esquema preponderante o particular de la etapa del
desarrollo en que se encuentra para conocer lo nuevo que ha llegado y
procurará, a partir de aplicar estas operaciones, asimilar el objeto a las
formas de conocimiento previas. A este proceso Piaget lo llamó asimilación y se
ejemplifica muy bien cuando se solicita a un pequeño de tres años, por ejemplo,
que reproduzca una imagen de un triángulo que se le muestra y el niño dibuja,
por lo general, la forma del cuadrado (figura que ya ha aprendido-conocido anteriormente)
y le agrega unos picos para lograr un parecido con el triángulo que se le
muestra como modelo. Está tratando de incorporar la figura nueva en las que ya
conoce.
Siguiendo este mismo ejemplo, cuando el niño es capaz de
reestructurar (deconstruir y reconstruir) lo que ya sabía de las figuras para
integrar el triángulo y ser capaz de agregarlo a sus conocimientos, estamos
hablando de acomodación, otro concepto esencial en Piaget, pues este proceso de
acomodación es el que va determinando la transición entre un estadio y otro.
En el ámbito educativo se ha tomado la idea del
constructivismo para diseñar un modelo de aprendizaje basado en dos aspectos
básicos: que el alumno opere sobre los objetos (materiales o intelectuales) del
contenido que se pretende enseñar o transmitir y que este contenido resulte, en
primer lugar, atractivo para el estudiante y así este pueda sentirse motivado
para construir el aprendizaje.
En este sentido, estoy en completo acuerdo con Delval en
su texto “Hoy todos son constructivistas” de 2001 (este texto puede encontrarse en nuestro
grupo de Facebook https://www.facebook.com/groups/tesauro.educacionlibre). Delval es uno de los principales estudiosos de la teoría de Piaget, quien hace
una muy interesante aclaración con respecto a la “superficialidad” de esta
aplicación del constructivismo piagetiano a la educación, pues lo de Piaget no
es un modelo de enseñanza-aprendizaje, sino una teoría explicativa de cómo
construimos el conocimiento. Su aplicación en la educación suele estar cargada
incluso de contradicciones, pues como el autor señala, aún en los procesos de
enseñanza meramente transmisivos, los sujetos construyen algo (por lo menos
algunas palabras nuevas, aun cuando no haya comprensión de su significado,
están construyendo la pronunciación de las mismas).
En conclusión, el trabajo de Piaget es sumamente
interesante, pero no está desarrollado para el ámbito educativo; se inscribe en
el universo de la psicología evolutiva. Traspolarlo a la práctica docente requiere
de un análisis crítico y profundo de su teoría.
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