De los fundamentos: La Creación
En
este texto, intentaré un primer acercamiento a lo que he llamado
“educación creadora” y que es una de las directrices de la Educación Libre. No
es un ejercicio sencillo definir y dar forma a los lineamientos de una
propuesta diferente en lo educativo. Por supuesto que no estoy descubriendo el
hilo negro. Simplemente, son posicionamientos distintos frente a las mismas
circunstancias o conceptos. No se trata de ofrecer aquí una nueva definición de
términos como “creatividad”, “pensamiento creador”, “expresión creativa” o
“expresión creadora”. Mi pretensión es únicamente hacerlos partícipes del
proceso de emergencia, de mi cabeza al papel, de los lineamientos sobre los que
he venido caminando desde hace un cuarto de siglo en el ejercicio de la
docencia y que considero son la base de una práctica inclusiva eficiente,
armonizadora y con alcances muy positivos para todos los involucrados.
Hace
muchos años, al término de mi primera carrera profesional, elaboré una tesis
llamada: “La expresión creadora en la práctica docente”. Obviamente, como
primer capítulo, se integró el apartado relacionado con la descripción del concepto
de creatividad. En aquel entonces, cuestionaba mucho lo que las personas
solemos entender por “creatividad” y tenía el firme convencimiento de que
estábamos todos equivocados. Pretendía, a través de mi documento, mostrar al
mundo la enorme diferencia entre ser creativo y ser creador, entre hacer
manualidades y desarrollar la expresión creadora; quería convencerlos a todos
de que, al elegir la ropa por la mañana, al preparar la comida del día, al
resolver alguna dificultad cotidiana, se están efectuando actos creativos.
No
creo haber estado equivocada en cuanto a la esencia de mi pensamiento, sin
embargo, mi posición al respecto actualmente es muy distinta. Los años de
ejercicio de docente, de acompañamiento a otros profesionales de la educación y
a padres y madres de familia, así como el estudio de una segunda carrera, han
ido dejando su huella en la conceptualización de este asunto de la educación
creadora.
En la
actualidad, comprendo que el ejercicio de la creatividad es inherente a todos
los seres humanos; considero que es prácticamente imposible que una persona se
desarrolle en su vida sin ejercer esta capacidad como una constante símil,
además, de la capacidad de sobrevivencia regida por zonas del cerebro que son
de acción-reacción involuntarias, movidas por una sabiduría ancestral
depositada en los mecanismos de la homeostasis que se refiere al equilibrio que
pretenden lograr los organismos vivos con su entorno a través de un intercambio
que en las especies va evolucionando hasta constituirse en toda una gama de
instintos (junto a conductas que tienen su origen en la salvaguarda de la vida)
y en la constitución de la psique humana también ha evolucionado permitiéndole
al hombre ser capaz de regular muchos de estos intercambios e instintos, lo
cual establece una diferencia fundamental entre el comportamiento animal y el
humano y está íntimamente relacionado con la forma o la dirección en que este
último ha evolucionado en los últimos miles de años: mucho más hacia lo
intelectual que hacia lo fisiológico.
¿O
acaso no es un monumento al ejercicio de la creatividad las soluciones que ha
encontrado el cerebro humano para adaptarse durante milenios? ¿No es
inseparable del hombre su potencial creativo?
Me
parece que lo que existe es una profunda confusión entre los procesos
creativos, el arte y lo que vengo a desarrollar aquí que es la educación
creadora. No pienso, por ahora, profundizar en los dos primeros conceptos, sino
ahondar en el tercero, pues es el motivo de este texto.
La
educación creadora no depende de lo expuesto anteriormente sobre la
creatividad, ni mucho menos con lo que entendemos como arte en su sentido tanto
estético como social. La educación creadora que fundamenta mi propuesta de la
Educación Libre tiene que ver con la autoconstitución de la persona, con la
conformación de la identidad y con la posibilidad de realizar intercambios con
el mundo, el universo, el ambiente al cual se pertenece; intercambios que
permitan transitar, fluir, habitar el ciclo que se establece en el contexto
natural y social por el simple de hecho de existir, un ciclo de “tomar y dar”
que se extiende durante toda la vida de cualquier persona.
Claro
que siempre tenemos la posibilidad de insertarnos en el ambiente para liberar
la angustia que tanto Erich Fromm como José Gordillo plantean en cuanto a la
soledad de la existencia humana, aquella separatidad que ambos autores
describen tan excelsamente en sus obras. El ser humano, a través del desarrollo
filogenético de su raciocinio, de su intelecto, se ha visto abruptamente arrancado
del ciclo natural de la existencia; analizando su presencia en el mundo se
escindió de éste y convirtió su paso por la Tierra en una constante búsqueda de
pertenencia.
Esta
posibilidad de insertarnos se traduce en un sinfín de intentos por librar la
separatidad, por pertenecer: los grafitis, los dibujos en los baños públicos,
el consumismo, las adicciones, todas las redes sociales donde se recibe y se
comparte información…
Como
parte del ejercicio de la educación creadora, se posibilitan otros caminos para
el intercambio con el mundo. Este intercambio tiene sentido y dota de
pertenencia al individuo en la medida en que es construido desde adentro, a
partir de referentes propios, elaborado de nuestra sustancia y esencia más
íntimas. Y es aquí donde comienzan los problemas. Son pocos los seres humanos
afortunados que logran conformar este potencial interno, este sí mismo, este
universo interior habitado, colmado de intenciones, de gustos, de disgustos, de
emoción y pensamiento, de experiencias, de anhelos y de todos los “yoes” que se
han propuesto y se propondrán en el camino de la psicología. Parece más común
encontrar personas mutiladas, que perdieron, abandonaron, ignoraron, cedieron o
negaron partes de sí mismos para pertenecer. Un intercambio, es cierto, pero
equivocado, doloroso y con un altísimo costo.
La
educación creadora es una manera de posicionarse frente al otro en el acto
pedagógico para permitirle emerger tal cual es, mostrarse tal cual es, decir
“Aquí estoy y esto es lo que soy”. En el proceso de intercambio se confirma lo
propio, se construye la afirmación de la identidad, se consolida la experiencia
de ser quien se es. Y entonces los intercambios se nutren, pues una vez que se
afianza lo constituyente de uno mismo, se tiene más material para construir lo
que se da. Claro que en este camino de la educación creadora se genera un
vínculo inicial con medios y materiales que se conviertan en el pretexto
perfecto para comenzar el diálogo, la interacción sincera, honesta y directa
entre los participantes del proceso.
El
adulto, en el universo de la educación creadora se convierte en un facilitador
que ha salido avante de su propio proceso de construcción o, muchas veces, de
reconstrucción. Ser proveedor de ambientes para este tipo de abordaje implica
un compromiso muy grande con los otros, con uno mismo y con la posibilidad de
hacer la vida un poco más bella. La educación creadora es el vehículo hacia una
mejor manera de existir.
Los planteamientos invitan a reconocer la necesidad del hombre a reconducirse junto a los menores e instituciones no sólo educativas, sino en todos los ámbitos posibles, porque ahí están las múltiples posibilidades de solución a problemas cognitiva S, de salud mental. Orientan y canalizan el deseo y necesidad de los menores, adolescentes y jóvenes a expresarse, a relajarse a integrarse, muy relevante tocar la vida con colores, formas, creatividad y un hilo conductor para mejorar la existencia humana.
ResponderEliminarGracias.
Muchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarEstamos viviendo una época de fuertes transformaciones en todos los ámbitos de la vida del ser humano. A veces pienso que hombres y mujeres de todas las épocas de la historia han pensado o sentido lo mismo. En el ámbito educativo es fundamental abrir los espacios para la discusión y el replanteamiento tanto de los fines de la educación institucional como de la forma en que se transita por la vida escolar.
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